Creíamos que el mundo sería nuestro, tantos sueños, tantas esperanzas que ahora golpean nuestra realidad.
Los años se escurren entre nuestras manos, mientras observamos como aquella juventud; nuestra, que creíamos eterna; se aleja poco a poco.
No somos jóvenes, pero poco hemos avanzado.
Nos prometieron el mundo, y cuando creímos tenerlo muy cerca, nos lo arrabetaron.
Volamos del nido, abandonamos el hogar.
Fuera de las fronteras, tierras extranjeras; nostalgia, sudor y lágrimas.
Contamos los días para volver al hogar, para contemplar decepcionados, aquello que nos quitaron.
Una generación perdida, viejos estudiantes o jóvenes desempleados…
¿Qué fue de nuestro sueños, nuestras esperanzas?
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